miércoles, 9 de septiembre de 2015

Amores en forma de ovillo

¡Buenas noches! ¿Qué tal lleváis la semana?
Vengo a hablaros de uno de mis vicios, que en estas fechas se ve intensificado y que me trae loca: la lana. ¡Llenaría toda la casa de bolsas y bolsas de distintas lanas! No puedo remediarlo, es ver una tienda y entro lanzada. Rara vez he salido de una tienda especializada sin al menos un ovillo "para probar".
 
No me considero una experta en el tema, ya que nunca se deja de aprender algo nuevo en la afición por tejer. Ya sea un nuevo tipo de punto, un truco, un patrón... Es un mundo basto, colorido y que engancha.
 
Me meto en el saco de las iniciadas al punto y confieso que empecé hace bastantes años y que lo tuve abandonado durante un largo periodo. Cosas que pasan, supongo.
Ahora, gracias al mundo de las Blythe, tejer tiene como una dimensión más.
Tejer bufandas y gorros para nuestras cabezonas de plástico es relajante y divertido. Me siento mejor si cuando vuelvo a casa después de la jornada laboral, agarro mis bártulos y me pongo dale que te pego a las agujas. ¡Revitalizante, de verdad!
Últimamente peco algo más de lo habitual. He descubierto un par de tiendas que no conocía en Bilbao... Aquello es el paraíso. También me he dado cuenta de que siento especial predilección por las lanas de la marca Katia (justo una de las más caras ¡Vaya por dios!). Todo esto afecta a mi cesta del tricot, que tan amablemente me ha hecho este verano  el padre de mi pareja; la pobre tiene "overbooking".
 
En fin, que estaré encanta de dar uso a tanta lana bonita y achuchable, ahora que se acerca el invierno y apetecen estas cosas.
Quienes quieran pueden contactar conmigo y encargar un gorrito o bufanda para su blythe, como ya han hecho algunos compis del hobby.
La puerta de la tienda está siempre abierta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario